lunes, 10 de junio de 2013



FELICIANA

Feliciana nació en Paraguay, en una pequeña población ubicada al límite con Brasil; de niña, en su casa, la primera lengua que aprendió a hablar fue el guaraní, cuando empezó a ir a la escuela tuvo que aprender el portugués.
Todavía no he podido saber bien cómo y cuándo aprendió también el español.
Feliciana vino para la ciudad porque dice que tiene un objetivo que cumplir.
Nos enseña a pronunciar el nombre de un cuento de Horacio Quiroga “yaci yatere” decimos nosotros, y ella nos cuenta que su mamá le contaba esa leyenda desde que era chica, la leyenda del “yasss  yateré”.
Feliciana trabaja de día en un geriátrico cuidando abuelos, dice que a veces está un poco cansada porque hace tres meses que no tiene un franco, hace tiempo que le está pidiendo a “la señora” un día libre porque quiere ir al baile.
 – mi marido canta en los bailes – dice Feliciana con los cachetes sonrojados. – es muy churro mi marido, cuando canta todas me lo envidian, no sé por qué se quiso casar conmigo, yo ni siquiera soy muy linda-. Nos sigue contando que siempre le pasa así con los hombres, lo cuenta como si fuera una suerte de bendición que le cae encima y que ella no puede evitar.
- Cuando era más joven tenía otro novio que era re
 lindo – sigue diciendo, bajando, de vez en cuando,
 su mirada tímida a la hoja en blanco de la carpeta
 – me invitaba a ir de viaje a un montón de lugares y 
me hacía cada regalo! Pero yo lo dejé para
 casarme con mi marido -.
 Su marido de ahora, el que canta en los bailes.
Feliciana dice que va a procurar escribir y pronunciar bien
 todas las palabras porque quiere terminar la escuela
 y estudiar enfermería.
Esta mujer que dice que ni siquiera es muy linda,  habla tres idiomas, tiene el hombre que todas desean  y un objetivo que cumplir.
Se llama Feliciana, Feliciana Gloria.