Me atraviesa la palabra "natural" por todas partes, un libro afortunado en ese mismo sentido "Silvestre y el hurón" de José Murillo :¿Se puede o no se puede, así como así, renunciar a la condición de salvaje?" ¿Podemos renunciar a nuestra naturaleza?¿podemos desobedecer los ritmos naturales? ¿cuál es el precio? ¿hasta dónde gobierna la naturaleza y hasta dónde podemos elegir nosostros?...
Aprendí a escuchar el ritmo de mi respiración, (es una técnica para aprender a cantar), la respiración, esa disposición del cuerpo involuntaria, natural, y absolutamente necesaria... todos los movimientos deben cabalgar sobre el ritmo de nuestra respiración (como en el Tai Chi, me contaron) para hablar, para cantar, para bailar... entonces todo lo que queremos controlar, lo voluntario se vuelve tan mínimo en comparación a todo lo que escapa de nuestra voluntad, quizas consista en aceptar el curso natural de todo lo que nos rodea y poder cabalgar sobre ese movimiento constante e incontrolable...
Dejar que nuestros sonidos, nuestros movimientos, nuestro pensamientos sean capaces de soltarse y acompañar a esa vida que sucede por sí misma... "llorando y tratando de reír al mismo tiempo".