lunes, 27 de septiembre de 2010
POR LA LEY DE MEDIOS
“Uno crece con la firmeza de que los espejos devuelven fielmente la imagen que se les pone delante, es una convicción muy fuerte. Hasta que por ahí alguien, alguna mano malvada, empieza a fabricar espejos que deforman, espejos que no devuelven la verdad sino la mentira, entonces uno que es morocho a la mañana se va a afeitar y ve una persona rubia, ve una persona distinta a lo que es uno. Pero uno tiene tanta confianza en los espejos que incluso prevalece esa confianza por encima de la realidad, y uno que se sabe morocho y ha vivido una morocha vida durante tantos años y que ha andado entre morochos, se ve rubio en el espejo y empieza a asumir rubias conductas, ¿por qué? Porque desde chicos nos han dicho que los espejos no mienten. Yo creo que a lo mejor ha llegado el tiempo de desconfiar del espejo, y pensar que quizás los fabricantes de espejos tengan intereses inconfesables que nosotros no conocemos, intereses entre los cuales figuran que nosotros nos creamos rubios siendo que somos morochos. Asi que a lo mejor más que preguntarle al espejo hay que preguntarle al de al lado, al que también es morocho, al que vive como nosotros, a ver cómo nos ve, a ver qué le pasa, a ver qué siente, a lo mejor hay que mirar más la realidad y menos el espejo de la realidad porque a veces ese espejo está tendenciosamente modificado y fraudulento.” Alejandro Dolina
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domingo, 26 de septiembre de 2010
PRIMAVERAL
toda una tarde dedicada a la música, y Luca que se señala la pelada y dice "podés tener 15 años y ser un viejo vinagre, no importa la edad", y entonces me acuerdo de María Fux que baila sin música o la busca para dársela a una hoja así termina de caer del árbol dando "volteretas en el aire"; Moyo dijo que cuando se murió Luca si se quedaba escuchando los rocks que ya habían hecho eso era la muerte, entonces había que sequir haciendo música, no quedaba otra... y un pibe de 24 años que les toca la batería porque era tan fans que ya se sabía todo el repertorio...
"Os Paralamas do suceso" el que elegía el peor nombre ganaba y a alguien se le ocurrió este, la abuela de los pibes que los dejaba ensayar en una piecita de la casa cuando no eran nadie y ella los defendía de la policía y de los vecinos si venían a quejarse por los ruidos, y Fito que de 50 canciones capaz hace una buena pero no es esa la que importa sino las otras 49 que te hicieron llegar a encontrarla, y el Flaco Spinetta, Charly por supuesto, nunca me gustó Soda, pero fueron transgresores, Tanguito con su lista interminable de cosas más importantes que la seguridad (no sé si lo dijo él pero me acuerdo de la peli),y por supuesto la música de amor de primavera...
la primavera como estado, la juventud como estado, como manera de permanecer, de ser, de estar, de ir yendo.
"Os Paralamas do suceso" el que elegía el peor nombre ganaba y a alguien se le ocurrió este, la abuela de los pibes que los dejaba ensayar en una piecita de la casa cuando no eran nadie y ella los defendía de la policía y de los vecinos si venían a quejarse por los ruidos, y Fito que de 50 canciones capaz hace una buena pero no es esa la que importa sino las otras 49 que te hicieron llegar a encontrarla, y el Flaco Spinetta, Charly por supuesto, nunca me gustó Soda, pero fueron transgresores, Tanguito con su lista interminable de cosas más importantes que la seguridad (no sé si lo dijo él pero me acuerdo de la peli),y por supuesto la música de amor de primavera...
la primavera como estado, la juventud como estado, como manera de permanecer, de ser, de estar, de ir yendo.
martes, 21 de septiembre de 2010
ILUSIÓN
"Lo que yo quise y no fue,
¿a dónde fue?".
"Yo hago como si...
y vos hacés como que...
y los dos nos engañamos
con la ilusión
de que terminemos creyéndonos".
¿a dónde fue?".
"Yo hago como si...
y vos hacés como que...
y los dos nos engañamos
con la ilusión
de que terminemos creyéndonos".
lunes, 20 de septiembre de 2010
4 años de la desaparición de Julio López 18-09-2010
Me acordé de una canción de Chavela que dice "... los cuerpos como banderas...", y miraba la cara de la gente sentada en la vereda de las confiterías y haciendo las compras del sábado, que nos veía marchar... quizás no debía haber reparado en ello, pero lo hice. Tuve una agradable sensación, la certeza, que estaba donde quería estar.
martes, 14 de septiembre de 2010
la ventana, la vereda, la calle, la rambla, y más allá...
Mirar, salir, buscar, una ventana, una puerta abierta, algo que nos movilice, la incertidumbre, no quedarse quieto y cómodo siempre en el mismo lugar, ir por algo, ir por más, hacia afuera, desde adentro, desde lo más lejano y profundo que no sé cómo se llama, pero que tiene más fuerza que yo misma.
sábado, 4 de septiembre de 2010
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Con influencia de Marosa o de Imbert o de...
JUEGO
Juega la niña con su muñeca en el fondo de la casa, le hace la comida con hojas de la parra del patio, la acuesta en la cunita de madera que le fabricó papá, la tapa con una colcha de juguete que tejió mamá. Brígida se llama la muñeca como le había dicho su hermana, la niña la viste con un vestido blanco, como de novia, para que el hermanito no hurgue en ella tratando de descubrir curioso el sexo de la muñeca.
Deja la niña este juego de hijos y arropes inventados, se dirige hacia el jardín, se quita la ropa, se acuesta de panza en el pasto, entre las dalias y los narcisos, se ensucia, la niña huele a tierra, sus manos están verdes de tocar el pasto vivo, fresco; la niña se vuelve y se revuelve como una flor más en aquella intemperie mullida.
Escucha la muñeca Rígida que llora, ¿tendrá hambre? ¿Querrá la teta? ¿Succionar mis tetas?, entonces la llama ¡Frígida! ¡Brígida!, y la muñeca viene hacia el jardín, se desnuda, se revuelca, se va ablandando su cuerpo artificioso, se acuesta de espaldas, mira el cielo, tiene hambre y come flores, blancas como la leche.
Juega la niña con su muñeca en el fondo de la casa, le hace la comida con hojas de la parra del patio, la acuesta en la cunita de madera que le fabricó papá, la tapa con una colcha de juguete que tejió mamá. Brígida se llama la muñeca como le había dicho su hermana, la niña la viste con un vestido blanco, como de novia, para que el hermanito no hurgue en ella tratando de descubrir curioso el sexo de la muñeca.
Deja la niña este juego de hijos y arropes inventados, se dirige hacia el jardín, se quita la ropa, se acuesta de panza en el pasto, entre las dalias y los narcisos, se ensucia, la niña huele a tierra, sus manos están verdes de tocar el pasto vivo, fresco; la niña se vuelve y se revuelve como una flor más en aquella intemperie mullida.
Escucha la muñeca Rígida que llora, ¿tendrá hambre? ¿Querrá la teta? ¿Succionar mis tetas?, entonces la llama ¡Frígida! ¡Brígida!, y la muñeca viene hacia el jardín, se desnuda, se revuelca, se va ablandando su cuerpo artificioso, se acuesta de espaldas, mira el cielo, tiene hambre y come flores, blancas como la leche.
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